Viento cálido que susurraba palabras ininteligibles. Flores altas y delgadas con rostros dormidos. Ruidos provenientes de criaturas que seguramente no conocía. Crujir de hojas secas bajo su cuerpo. Humo en el aire. Sabor amargo de “Drink me” en la boca. El pelo rubio y ondulado librado de la cinta que le apretaba el moño al cráneo. Sonrisas de gato en la luna.
Retumbar de trompetas. Naipes rojos. ¿Naipes rojos? Gritos: ¡Que la corten la cabeza! Risas nerviosas de algún loco más que ella con un sombrero extraño sobre su cabeza, acudiendo en su ayuda. “Alicia, llegas tarde, ¿Lo sabías? Traviesa…”Al final de la carrera con la bestia extraviada: La mirada cálida de la reina de nieve, con su espada gélida posándola en sus manos temblorosas, pero la recibió con una seguridad que no sabía de dónde provenía, como la de alguien que sabe que tiene que hacer algo pero la diferencia era que ella no sabía el qué.
El terreno se convirtió de pronto en un inmenso tablero de ajedrez, ella: una guerrera cayendo de bruces contra el suelo, el escudo lejos de su vista. Sobre ella: Galimatazo.
Galimatazo.
“Tus seis cosas imposibles antes de desayunar… vamos… ¡Enuméralas!”
Entrechocar de espadas a su alrededor, acero contra acero, gritos contra gritos, el rugir de los desgarros, el olor de la muerte.
Se “despertó” sobresaltada en mitad de la noche, con la piel perlada de sudor frío y sintiendo un calosfrío trepándole por la espina dorsal. De nuevo las pesadillas. Creía que iba a volverse loca, que, más bien, ya estaba loca… Aunque su padre siempre le había dicho que los locos y los majaretas eran las mejores personas que existían, así que al menos eso la tranquilizaba; y la enseñó a huir de esos sueños pellizcándose en un brazo, por ejemplo. Pero sintió un extraño escozor en el brazo, y descubrió asombrada una herida que no tenía antes, la herida de la bestia que la perseguía. Y entonces comprendió. Esta vez no había sido un sueño. Comprendió su quinta cosa imposible de antes de desayunar: El país de las maravillas existe.
“Tus seis cosas imposibles antes de desayunar… vamos… ¡Enuméralas!”
Entrechocar de espadas a su alrededor, acero contra acero, gritos contra gritos, el rugir de los desgarros, el olor de la muerte.
“ Uno: La poción que te hace encoger ”
“Dos: La tarta que te hace crecer”
“Tres: Los animales hablan”
“Cuatro: Los gatos se evaporan”
“Cinco: El pais de las maravillas existe”
“Seis:… Puedo matar al Galimatazo”
Y su cabeza rodó por el suelo. La partida de ajedrez terminó. Y ella bebió su sangre y…Se “despertó” sobresaltada en mitad de la noche, con la piel perlada de sudor frío y sintiendo un calosfrío trepándole por la espina dorsal. De nuevo las pesadillas. Creía que iba a volverse loca, que, más bien, ya estaba loca… Aunque su padre siempre le había dicho que los locos y los majaretas eran las mejores personas que existían, así que al menos eso la tranquilizaba; y la enseñó a huir de esos sueños pellizcándose en un brazo, por ejemplo. Pero sintió un extraño escozor en el brazo, y descubrió asombrada una herida que no tenía antes, la herida de la bestia que la perseguía. Y entonces comprendió. Esta vez no había sido un sueño. Comprendió su quinta cosa imposible de antes de desayunar: El país de las maravillas existe.