
Te ofrezco la colección de cánticos de pájaros que escucho los días soleados por las tardes, y el sonido de las olas escondido en una concha de mar de la última vez que vi el océano, para que sientas paz cuando oigas tormentas. Y el sonido de mi risa también, si te gusta.
Te ofrezco mi cama por las noches, que duerme enfrente de un balcón grande y sonriente, que le muestra su amplia sonrisa de dientes blancos a la luna noche tras noche, aun que alguna vez que otra le ha dado plantón, pero no le importa… el sigue haciéndolo porque sabe que así otro día saldrá para poder guardarla, enviármela y que yo pueda regalártela, para que me recuerdes aunque no me tengas cerca y para cuando no quieras tenerme.
Y por la mañana…. Lunares para desayunar.