Cierra los ojos, fuerte. Aprieta los dientes cuando los abre. Ve películas que no cobran sentido y lee cuantos libros quiere para no pensar. Recuerda. Pero no llora. No quiere volver a beber ácido y sentir como quema el adiós en el estómago. No quiere permitir dejar que esas sonrisas se tornen amargas. Porque no es un adiós. Es un hasta pronto.
Y mientras espera, dibuja aviones en las nubes justo a las 10 de la noche, siguiendo la estela con sus manos, apagando los párpados para imaginarse a dónde irán a aterrizar. La recoge Selene. Y cuando los vuelve a abrir, el avión ya ha desaparecido dejando atrás a los rayos del sol, que horas después estarán siguiendo su rastro cabreados, pensando porqué los abandonó de esa manera. Sin saber que el avión ya esta de nuevo aquí. Pero esta vez se olvidó de volver con él.
Buen viaje.
Y mientras espera, dibuja aviones en las nubes justo a las 10 de la noche, siguiendo la estela con sus manos, apagando los párpados para imaginarse a dónde irán a aterrizar. La recoge Selene. Y cuando los vuelve a abrir, el avión ya ha desaparecido dejando atrás a los rayos del sol, que horas después estarán siguiendo su rastro cabreados, pensando porqué los abandonó de esa manera. Sin saber que el avión ya esta de nuevo aquí. Pero esta vez se olvidó de volver con él.
Buen viaje.
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