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Un blog en el que simplemente relatare lo que a mi mente le dé por imaginar =)
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La verdad del payaso

Correr

7.9.11

Correr.
Correr hasta al lado de un ciego
sentarme a su lado
y llorar...
él por no ver nada y yo, por verlo todo...

Correr.
Correr hasta encontrarme a un vagabundo
y tumbarme a su lado en los cartones sucios
y llorar...
él por no tener nada y yo
por no tenerlo tampoco.
Pero una extraña alegría aflora en su mirada.

Y volver a correr, hasta que no quede aire en mi interior;
y descansar a los pies de un angel de piedra erosionado por el tiempo en los confines de un recondito cementerio
que llora...
él por no poder sentir nada y yo
por sentirlo todo...

Publicado por Clow Ceridwen en 11:22 p. m. 3 comentarios    

Etiquetas: Otros, RE

I wish be the moon tonight

6.8.11

Despertó. Dio un bostezo leve y se llevó las extremidades posteriores a los ojos cerrados un par de veces y estiró su cuerpo, desperezándose. Se lamió el hocico. No le dolió abrir los ojos, pues se encontraba en el mismo cuartucho de madera pequeño y oscuro que hace unos días. Entre cuatro paredes. Encerrado.

Cada vez (pues había perdido la cuenta) deseaba que no fuera real, que todo fuera un mal sueño, una pesadilla… pero nuevamente se encontraba allí, y el ansia le iba corrompiendo poco a poco por dentro. Le rugían las tripas.

Se incorporó, empezó a caminar de un lado a otro en ese lugar, inquieto, sin saber que hacer. Dio un par de vueltas sobre si mismo y se volvió a tumbar en el suelo, pero no podía estarse quieto. Intentaba hundir las garras en el suelo, pero era imposible… no había tierra, ni siquiera arena… era una superficie plana y lisa.

Volvió a levantarse, a olfatear, a escuchar… podía oler libertad cerca: tierra mojada, hierba, flores, incluso pequeños animales… podía escuchar grillos cantar, pájaros piando y revoloteando, incluso el pequeño curso de un arroyo cercano. Pero no sabía cómo obtenerlo.

Se aproximó a la pared más cercana, y elevándose sobre sus patas traseras, empezó a arañar las paredes, rápido, sin parar, con furia. La pared, ya desgarrada de otros intentos, escupía pintura y madera astillada. Se detuvo, cansado y desesperado. Le faltaba el aliento.
Caminó a lo largo de la habitación y ésta vez posó sus ojos en la puerta. Desde el extremo más alejado que podía estar de ella, cogió impulso y golpeó su lomo contra ella, una y otra vez, una y otra vez… pero no cedía. Posó sus patas delanteras sobre un tablón de madera que sellaba la puerta desde dentro (quizá se rompió en alguna otra ocasión) y la mordisqueó y arañó con rabia, la agarró entre sus fauces y tiró de ella un par de veces, pero solo consiguió arrancar una parte… un clavo saltó y sobresaltado, dio un paso hacia atrás.
Contempló la puerta maciza, respirando sin pausa, dándose cuenta de que aquello no había sido un gran logro, aun que un pequeño haz de luz se colaba entre unas rendijas.

Hastiado y cansado, se tumbó en el suelo de nuevo, dejando que el sol le cegara un momento, y se quedó allí, inmóvil, contemplando lo poco que podía observar del exterior.

Publicado por Clow Ceridwen en 8:57 p. m. 0 comentarios    

Etiquetas: Otros

Yo... ¿Soy yo? (Parte II)

25.1.11

PARTE II

[...] 


No recuerdo lo que el reflejo me enseñó, a partir de ahí tengo una laguna oscura.
Cuando abrí los ojos de nuevo, me encontraba otra vez tumbado en la misma cama de antes, rodeado de los mismos aromas y de las paredes de plaquetas y cortinas largas y blancas, con la puerta, ahora cerrada, del servicio al final del lado derecho de la habitación, y al lado izquierdo, una percha con algo que anteriormente debió de ser una gabardina, pero estaba desgarrada, y a su lado, una mesa en la que había encima ropa de varón, un manojo de llaves y muchos papeles esparcidos, uno me recordaba a los típicos de carné de conducir.

Instantáneamente, por puro instinto, mis manos se dirigieron hacia mi rostro, haciéndome sentir una quemazón horrible al contacto, parecida a aquella vez que estaba friendo un huevo en mi apartamento y me salpico aceite hirviendo a la mano y rocé con suavidad la llaga que había salido momentos después… pero bastante mas intenso y doloroso, casi inaguantable, perdurable…
Sin embargo, no noté ni piel, ni la curvatura de mi nariz, ni mis ojos… nada, solo una textura que bien me recordaba a una tela. Palpé, y pude comprobar que toda mi cabeza estaba cubierta por una fuerte capa de vendas que cubrían todo mi rostro, ni siquiera podía notar si debajo había algún resquicio de pelo capilar.

Me lleve, despacio, los dedos a mis labios, pero mis uñas chocaron contra los dientes. Me pasé la yema de uno de mis dedos con lentitud por toda la fila de dientes, dándome cuenta que había algún hueco. Asustado, escruté a mi alrededor y pude comprobar que estaba conectado a una maquina con unos tubos finos que llegaban hacia mi cama. Con mis manos los seguí, y comprobé, con cuidado, que estaban conectados por la zona dónde debería de estar mi nariz, pero solo pude distinguir dos orificios en la ¿Carne?

Comencé a llorar, primero despacio, luego sin poder parar, sin entender nada, frustrado, asustado… aterrorizado,  mientras todo mi cuerpo temblaba y sentía un dolor horrible de nuevo en mis costillas. ¿Qué estaba pasando? O… ¿Qué había ocurrido? Grité. Oí un pitido algo ensordecedor, parecido al que ponen en la televisión cuando alguien dice una palabra malsonante, pero constante y agitado, y de pronto entraron unas personas vestidas de blanco, seguidas de una mujer bastante hermosa que se llevaba las manos a la boca, con una expresión de terror y angustia en la cara que no recuerdo haber visto nunca antes y espero no volver a ver. Me desvanecí.

***

Hoy, es el primer día de mi vida. Creo que tengo 35 años, al menos eso pone en una hoja de partida de nacimiento que dicen ser mía, y debo de llamarme Mike, ya que es el nombre con el que se dirigen a mí las personas que me rodean, pero yo no conozco a ninguna de ellas; me siento como un niño pequeño perdido en un centro comercial o en pleno Michigan.







FIN

Publicado por Clow Ceridwen en 1:14 p. m. 1 comentarios    

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Yo... ¿Soy yo?. (I)

15.1.11

PARTE I


Hoy, es el primer día de mi vida. Creo que tengo 35 años, al menos eso pone en una hoja de partida de nacimiento que dicen ser mía, y debo de llamarme Mike, ya que es el nombre con el que se dirigen a mí las personas que me rodean, pero yo no conozco a ninguna de ellas; me siento como un niño pequeño perdido en un centro comercial o en pleno Michigan.

Tenía todo el rato la sensación de que era como un fantasma, un mero cuerpo traslucido e irreconocible, sin forma, aun que cierto es que me miraba las manos y veía que eran de carne y hueso, como las de todo el mundo, claro…dejando aparte lo plagadas de cicatrices que estaban, aun que no sabia decir si realmente eran las mías… Aun que era un echo… ¿Me explico?

Con la partida de nacimiento en el bolsillo de una especie de pijama blanco bastante fino para mi gusto, adjunta con una fotografía de un hombre sonriente, el pelo corto azabache y unos ojos verdes intensos, fotografía de la persona que supuestamente era “yo”, y que debía de ser yo, me dirigí, arrastrándome por la cama primero, mientras sentía un agudo dolor de cabeza que se me clavaba en las sientes, intensificado por el resplandor de las bombillas de flexo que radiaban contra las paredes de plaquetas de mármol, y un dolor indescriptible por mis costillas incluso cuando respiraba, hasta el final de la cama, envuelto por un aroma cargado de medicina y a el típico olor de anciano. No me preguntéis como llegué al suelo, ni tampoco como llegue al servicio que había dentro de esa misma habitación extraña llena de artilugios que supongo una persona “normal” no tiene en su casa habitualmente. Si os puedo decir, sin en cambio, que no pude levantarme del suelo tan fácilmente: Mis propias piernas, que estaban allí, anexas al resto de “mi” supuesto cuerpo, no respondían, así que me aferré con mis manos entumecidas al borde del lavamanos y me impulse hacia arriba, mientras me temblaban los brazos del esfuerzo y sentía una fatiga que hacía que mi caja torácica estuviera siendo atravesada por agujas largas de ganchillo, y una gota de sudor me resbalaba por la frente cayendo por el rabillo del ojo, como si fuera una lágrima perdida, tan perdida como estaba yo en ese momento. Haciendo acoplo de unas fuerzas que sinceramente, no se de donde salieron (debe de ser instinto de supervivencia) logré incorporarme con los brazos, cargándolos del peso del resto de mi cuerpo (ya que mis piernas seguían sin responder) y dejé caer sobre el frío, duro y húmedo mármol la mitad de mi cuerpo durante unos instantes, mareado, dejándolo reposar, cerrando fuerte los ojos a causa de ese dolor de cabeza que me aplacaba los pocos sentidos que pudieran seguir conmigo.

Tras unos minutos, o segundos que parecieron minutos, abrí los ojos… despacio, acostumbrándome de nuevo a tenerlos abiertos, y al repentino aguijonazo que sufrí de nuevo en mis sienes. Con la visión algo borrosa y mi pecho a punto de estallar, dirigí como pude mi mano más que temblorosa hacía el bolsillo del pijama para extraer “mi” partida de nacimiento.

Erguí un poco más el resto de mi cuerpo, no me preguntéis como, pues ni yo mismo lo se, para dejar “mi” cara a la misma altura del espejo que había colocado justo enfrente en la pared.

Mi mente parecía una especie de remolino y mis ojos estaban decididos a no dejarme ver con claridad. Con mi antebrazo, me sequé la frente perlada de gotas de sudor.

Levanté mi mano con aquel folio apretado en mi puño, pero el constante temblor no me dejaba reconocer esa cara tan desconocida de la imagen. Furioso ante mi debilidad e impotencia, estampé el folio contra la pared a escasos centímetros del cristal, sujetándolo con la palma de mi mano contra ella, divisando de nuevo, ya con sorprendente claridad, el rostro de ese hombre al que yo nunca había visto pero que era “yo”; y sin pensármelo más veces, dirigí mi mirada hacia el espejo...



(Preguntas:  http://www.formspring.me/ClowCeridwen )

Publicado por Clow Ceridwen en 2:04 p. m. 0 comentarios    

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