En unos segundos la habitación podía verse en sombras como segundos más tarde el sol se estrellaba contra sus ojos haciendo que tuviera que cerrarlos para, segundos más tarde, volver a abrilos y ver la habitación de nuevo en sombras y….
Todo daba vueltas, y vueltas, y más vueltas…..
Sentía los primeros rayos de vida caliente (después de esos días de tormenta) que se lograban meter a hurtadillas por las rendijas de su ventana calentándola un poco las piernas desnudas, mientras éstas, posadas en los apoyabrazos de su silla giratoria y suspendidas por el otro extremo, giraban a su son, mientras apoyaba su espalda en el otro apoyabrazo y echaba la cabeza hacía atrás, dejando que su larga cabellera negra y mojada cayera casi rozando el suelo, y sus ojos se perdieran en la espiral pintada en su techo haciendo que se mareara por momentos.
En un arrebato de furia inconsciente, frenó de golpe con los piés y tiró con todas sus fuerzas el chupa-chus de limón contra el suelo haciéndolo saltar en pedazos, y respiró honda y rápidamente, a la vez que juntaba el dedo pulgar con el índice de su mano izquierda y los separaba poco a poco, dejando que se despegaran lentamente de la pegajosidad del caramelo, como si aquello pudiera tranquilizarla.
Y sin pensarlo demasiadas veces, se impulsó con todas las fuerzas que pudo y elevó las piernas apoyándolas de nuevo, cerrando sus ojos y notando como iba cambiando de sol a sombra sobre sus parpados, y ella solo quería gritar, gritar, gritar.
Mientras todo daba vueltas, y vueltas, y más vueltas…. Como si aquello pudiera tranquilizarla. Rye sabía que NO.
♫ Y cuando cierro los ojos, todo mi mundo da vueltas... Intentare poco a poco, recuperar la cabeza... ♫